Me.

Brilla diferente y eso asusta a cualquiera.




Raquel Reitx.

lunes, 2 de mayo de 2011

Todo puede cambiar.

Puedes sentirte sola y estar en medio de un millón de personas, puedes gritar y que nadie te oiga, o preguntar y que nadie te conteste. Querer y no tener, luchar y no conseguir, pelear y no ganar, dar y no recibir. Pero... ¿Sabes qué? Habrá otros momentos en que estés sola pero te sientas rodeada de mil personas que te quieren. Sin decir nada, alguien sabrá que las cosas no van bien. Sin preguntar te dirán lo que necesites oír, conseguirás cosas sin luchar, sobre todo aquellas que no quieras pero ganarás batallas sin dejarte la piel en el camino. Recibirás sin tener que dar nada a cambio. Y después de todo esto, alguien te enseñará que el único truco que sirve es seguir y sonreír pase lo que pase.
Sé que no soy lo que buscas, no soy rubia y no me gusta el Martini con hielo. Lloro demasiado, pero soy tan divertida que te dolerá cada centímetro del cuerpo de tanto reírte. Ahora me río muy a menudo la verdad, pero tengo una risa tan vital que cuando la oigas estarás siempre al acecho para oírla otra vez. No se dibujar, pero tampoco me llama la atención. Soy incapaz de estarme quieta, hablo demasiado y me enfado por cualquier tontería, aunque se me pasa muy rápido, también. Lo que puedo prometerte es que no te aburrirás conmigo, te volveré loco y querrás salir corriendo de lo pesada que me pongo a veces. También te darás cuenta con el tiempo, de que soy algo rara y un poco tonta también. No te juro nada porque puede todo esto puede cambiar…

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La gente se obceca pierde el control de la situación y comete errores. Pero el mayor error de todos... es saber cual es el error e ignorarlo.