Me.

Brilla diferente y eso asusta a cualquiera.




Raquel Reitx.

miércoles, 13 de noviembre de 2019

Banal.

¿No os ha pasado alguna vez que incluso estando rodeados de mil personas os seguís sintiéndoos solos?
Ni la compañía, ni los abrazos, ni los besos de consuelo logran hacer desaparecer la angustia de no sentirse completo.
En esta sociedad adulamos lo banal y nos convertimos en meros seres que fingen en una vida llena de betún.
Maquillamos la sociedad, las caras bonitas, los filtros de instragram y simulamos tener una vida de cuento de hadas.
No aparecen esas madres, levantándose a las 6 de la mañana, cuidando de tres hijos y resolviendo su vida para que cada uno de ellos tenga algo que llevarse a la boca.
No incluyen a esa joven estudiante que logra su carrera mediante trabajos en un supermercado de la calle de al lado.
Pero aunque tengamos 4 millones de seguidores, 6 cifras de me gustas y 3000 visualizaciones de tus historias, nadie, jamás la conocerá.
Las redes sociales se convierten en un pozo sin consuelo en el que viertes en tus penas tinta rosa y pegas tus grietas con cinta de doble cara.
Te disfrazas de reina para simplemente sentirte ella.
Nos maquillamos, nos camuflamos entre princesas cabalgando en reales caballos de largas colas y color niebla… Pero solo ese breve instante en el que salta el flash.
Luego todo vuelve a su lugar. Seguimos siendo cenicientas pero nuestra hada madrina aún no se ha dignado a aparecer.
Nos quiere puras e inocentes pero lo que ella aun no sabe es en esta vida … Ya nada ni nadie es inocente.


La gente se obceca pierde el control de la situación y comete errores. Pero el mayor error de todos... es saber cual es el error e ignorarlo.