Me.

Brilla diferente y eso asusta a cualquiera.




Raquel Reitx.

jueves, 27 de octubre de 2016

Aunque no lo creas, cada año se hace más dura tu ausencia.

Cada día me acuerdo de ti, de tu risa, de tu sonrisa y de tu olor. 
Añoro tus bromas, tus gracias y sobretodo tu pasión.
Cuidábamos de ambas, nos queríamos y el tiempo nos la jugó. 

Han pasado ya cuatro años desde tu despedida y no hay un solo día que no me arrepienta de no haberte dado tantos abrazos como segundos tiene el día. 
Abuela cuanta falta me haces. 
Me enseñaste a querer, a pasar página y a reflexionar aprendiendo incluso a perdonar. 
Fuiste frágil fuera pero en tu interior dura, hercúlea. Has siendo y siempre serás mi heroína, mi pilar base y mi amparo en tiempos de guerra. 
Aun siento y escucho tu voz, en mis sueños, noto tu piel, tus caricias con sabor a caramelo. Noto tus besos de cariño. 
Se que ahora descansas, que tu cuerpo no es tu castigo y que tu alma es más libre que nuca.

Porque puedo verte en las flores de la iglesia junto a tu casa, esas que te encantaban con olor a lavanda. Puedo verte en tu sillón, en tu casa, en cada cono de helado cuyo pico del final iba siempre destinado a tu perro, el que acompaña cada día. 
Puedo verte en cada uno de los botones que tú me enseñaste a pespuntear. 
Puedo verte cada día en cada parte de mi vida por que siempre estarás.

Te echo mucho de menos.

Te quiero abuela. 

jueves, 13 de octubre de 2016

Por ti.

Llega la calma. Como pequeñas gotas de cielo aterrizan cada tarde en la ventana de mi habitación. 
Las oigo aparecer, es como un susurro que te envuelve en una ligera capa que acaricia cada extremidad de tu cuerpo. 
Está aquí el otoño. Con el fino manto de la helada que cerca se encuentra y nos rodea estrechando el cerco cada minuto que muere. 
Y con todo ello, llega tu piel, erizada y gélida. Lo estaba deseando, verte envuelto en una manta al abrigo de mi cuerpo esperando que el calor nos visite y nos calme en estas noches grises.

No me hace falta buscar consuelo. Lo adoro. 
Adoro cada gota de lluvia, las heladas y la frigidez de la noche que te empuja a no dormir sola.
Adoro todo eso, porque en cada uno de los detalles apareces tú. 
Poder arroparme con tu cuerpo, arrimarme a tu calor y abrigarme con tus brazos siempre que el frío venga a visitarnos. 
Incluso la lluvia, espesa e infinita se deleita cada vez que ve besarnos bajo ella. 

Creeme si te digo que añoro y adoro el frío por ti.
Siempre por ti. 


La gente se obceca pierde el control de la situación y comete errores. Pero el mayor error de todos... es saber cual es el error e ignorarlo.