Me.

Brilla diferente y eso asusta a cualquiera.




Raquel Reitx.

miércoles, 8 de octubre de 2014

Change.

Me resulta bastante complicado definir mis sentimientos en estos momentos. Sabes que tienes un nudo en el estómago y a la vez no sabes como deshacerte de él.
Hay un problema visible y en el fondo sabes que debes resolverlo lo antes posible al igual que sabes que no tienes fuerzas para tirar hacia delante y definir tu futuro en estos momentos.
Me siento débil. Cada vez más débil. Percibo como se arranca de mi y se aleja a toda mecha mi fuerza, mis ganas de seguir adelante. Es como un Dejavú. Estos mismos sentimientos y la misma tesitura en la que me encuentro donde no todo es tan bello. Echo de menos muchos aspectos sobre mi persona, mi alegría, mis ganas de seguir hacia delante. Mi sonrisa de oreja a oreja la cual añoro tantísimo.
Pero en ciertos momentos recupero parte de la cordura y vuelvo a ser la misma. Hay instantes donde mi pesar desaparece solo unos segundos pero son lo bastante fuertes como para mantenerme viva.
He de tomar medidas. He de poner punto y final a esta etapa que me envuelve y ahoga.
Siento frío, siento como me rodea una fina nube de hielo y me abraza y besa de la misma forma que me hiela.
Quiero sentir calor, ese calor que te calma, que te alivia que te hace sentir vital y parte de este mundo. Quiero ser yo misma antes de que me mataran estando viva.

PAIN.

Cuesta, cuesta liberar y sanar un corazón malherido. Uno cuya cicatriz marcada a fuego es imborrable.
Hay diversos tipos de dolor. El dolor cuyo sufrimiento abarca días, incluso semanas pero acaba mitigando ocupando una mínima parte de ti.
El dolor asfixiante que logra atraparte y no aminora a menos que te impongas.
Y por último y el más importante, está el dolor, ese que traspasa el alma y te toca el corazón. Te estrangula por dentro y te deja sin respiración, sin aliento, sin vida. Piensas que has muerto, que no queda nada de ti. Han cruzado tu pecho cual fino plástico se tratase y te han arrancado la esencia de lo que eres. Y aunque no lo creas deja una enorme cicatriz, una marca permanente y jamás será borrada. Permanecerá en tu vida, como una sombra, velándote cada instante.
Puede dejar de doler, puede dejar de estremecerse pero nunca desaparecerá.
Todos pueden llegar a superarse, algunos no dejan cicatriz, incluso sirven para aprender, para enseñarte como y de que forma debes cruzar cada camino que se cruce ante ti.
Pero si algo está claro, en que todo en esta vida ocurre por una razón.

martes, 7 de octubre de 2014

A veces tenemos miedo, somos como niños escondiendonos de los monstruos que hay bajo de la cama. Pero conforme pasa el tiempo, esos monstruos cambian, la inseguridad se apodera de uno hasta el punto de dudar de todo y llega la soledad, el arrepentimiento. Y aunque ya eres mayor, ya eres más sabio, te sigue dando miedo cuando regresa la noche.
Para muchos dormir se ha convertido en algo imposible. Es lo más fácil de hacer, solo cierras los ojos. Pero para muchos de nosotros, dormir está fuera de nuestro alcance.
Pero una vez que nos enfrentamos a nuestros demonios, nos enfrentamos a nuestros miedos y nos enfrentamos a los demás para ayudar. La noche no da tanto miedo cuando no estamos completamente solos en las oscuridad.
Ese es realmente nuestro miedo. Sentirnos solos cuando realmente estamos rodeados.

La gente se obceca pierde el control de la situación y comete errores. Pero el mayor error de todos... es saber cual es el error e ignorarlo.