Me.

Brilla diferente y eso asusta a cualquiera.




Raquel Reitx.

miércoles, 16 de enero de 2019

Capitulo 2. Quizás en soledad encontramos la respuesta.

Son casi cuatro años los que dediqué al que fue por un instante el amor de mi vida.
Mi alma quebrada me quemaba por dentro y sus pedazos me asfixiaban cada noche impidiendo que el sueño lograra rozar mi cama.
Mi dolor se ha convertido en calma y mi angustia en un simple añoro. Tal vez, después de tantas lágrimas desperdiciadas en la ducha mientras ignorabas mi pesar, todas ellas se fueron para no volver más. Escaparon por el desagüe.
Poco a poco los pedazos se van sellando aunque siempre dejando huella. Poco a poco la normalidad se apodera de mi cuerpo y de mi vida para dejarme avanzar. Poco a poco siento que cada vez me olvido algo mas de ti, incluso al pensarte mi corazón ya no palpita en dirección contraria.
He tomado otro camino, quizás en dirección constante sin retorno hacia un sendero intrincado y confuso pero directo a mi satisfacción personal.
Me quieres cada instante menos, me quiero cada segundo más.
A mi vida, a mi trabajo, mis amigas, mi familia...
Soy cada segundo de mi vida que ya no paso a tu lado, un trocito de mi más feliz.
Gracias.

lunes, 14 de enero de 2019

Capítulo 1. Mi piel es el papel y mis lágrimas la tinta.

A veces pienso que los cuentos de hadas no están hechos para gente como yo.
Contemplo cada página como si fuese a sacarme de esta pesadilla y elevarme hasta tocar esa fábula con mis propias manos.
Mis dedos han rozado la tapa, he tenido el placer de advertir el aroma que desprenden sus páginas... Pero pasaste de príncipe a barba azul.
Fuiste el demonio que me atrapó en el averno sin posibilidad de retorno. Fuiste la causa de mi angustia y mi desesperación. Embaucaste mis ojos con tu realidad ficticia de un amor que jamás existió.
Soltaste palabra por palabra escupiendolas entre tus dientes mientras mi corazón se agrietaba con cada una de las letras que salían de entre tus labios. Lo repestiste a voces por si un ápice de esperanza rondaba mi cabeza. Incluso mencionaste mi nombre para que me diese claramente por aludida.
" No te quiero"  enunciaste.
Cada noche sueño con ello. Como si de un duende o un ángel de la guarda se tratase, se posa en mi cama y me induce al sueño en el que tu voz resuena cual eco me persigue antes de despertar.
Lo tenías todo pensado, cavilaste el momento perfecto para poder alejarme cada vez más de ti.
Llevabas meses sin tocarme, sin mirarme con la sonrisa a medias y con tus ojos a fuego en su interior.
Sabía que algo ocurría. Pero en mi mente, el príncipe jamás me defraudaría, venías a salvarme, no a enviarme directa al infierno desde el cual te escribo.
Mis lágrimas se han secado y se han quedado grabadas en mi rostro, como si este fuese esculpido en piedra.
Brotaban entre mis pestañas, bajaban por mis mejillas y se consumían en mis labios. Un sabor amargo.
La sal se apoderó de mi paladar durante días. Ese fue el único sabor que pude apreciar ya que mi mente no olvidaba el de tus besos.
Me arropaste en la despedida con tu piel pero esta congelaba. Quemaba el hielo que desprendía tu cuerpo, incluso tus lágrimas se helaban antes de llegar a tus mejillas.
Entre tus suspiros se filtró un ápice de alivio.
Querías que mi imagen se desvaneciese mientras cruzaba la puerta para que fuese la última vez que divisas mi espalda.
Me sentí sola, abandonada, desahuciada, desamparada, desvalida.
Inerte en un mundo cuyos sentimientos se tratan como al papel que arrugas y reciclas como si fuese insignificante. Un papel que contiene una historia, un epílogo poco prometedor.
No soy esa clase de princesas, no beso ranas, ni transformo bestias.
No visto ropas con finas telas, ni camino entre rosas hasta mi alcoba.
Más bien, soy estilo cenicienta antes de que el cristal formase parte de su zapato.
Pero eso es lo terrible de este mundo cruel. No hay princesas que salven a un rey, ni hay doncellas que luchen contra sus demonios.
Otro capítulo más de este horrible, catastrófico y sombrío apartado de un libro que hasta hoy... no tiene final.

La gente se obceca pierde el control de la situación y comete errores. Pero el mayor error de todos... es saber cual es el error e ignorarlo.