El amor consuela como el resplandor del sol después de la lluvia.
Es mejor ser rey de tu silencio que esclavo de tus palabras.
El destino es el que baraja las cartas, pero nosotros somos los que jugamos.
Dueños de sus destinos son los hombres. La culpa, querido Bruto, no está en las estrellas, sino en nuestros vicios.